Comunicado México. Que la indignación  y lucha resistan frente al olvido

El 26 de septiembre de 2014 fueron los gritos de indignación y de impotencia haciéndole frente a los disparos de policías y militares, al día siguiente fueron los gritos de las madres y los padres quienes junto a los estudiantes y organizaciones civiles decidieron no caminar solos y acompañarse de un México dolido para convertir su grito en clamor popular. Caminando reconocimos todas y todos que los hijos de Ayotzinapa no son los únicos desaparecidos en el país, igual que ellos hay miles de familias sufriendo el mismo dolor.

Hoy el corazón nos duele y late al mismo tiempo que el de las madres y los padres de nuestros 43 compañeros normalistas, una vez más acompañamos su paso para exigir la presentación con vida de sus hijos, justicia y verdad para Ayotzinapa.

Este año ha sido como un torbellino que sacudió al país entero, que puso en evidencia la grave crisis de derechos humanos que vivimos, que mostró la fragilidad de las instituciones del Estado Mexicano y evidenció que en este país hay miles de personas víctimas de desaparición forzada y a manos de particulares, decenas de miles de hombres y mujeres ejecutados extrajudicialmente y miles más que han sido desplazados de sus comunidades por vivir bajo la amenaza de la violencia. Aún año, tenemos la certeza de que, de todo lo anterior, es responsable el Estado.

Buscando a nuestros 43 compañeros conocimos de la existencia de fosas clandestinas donde yacen miles de cuerpos sin vida, personas que son buscadas por sus familias por todo el país.

Esta ola de denuncias se ha convertido en la principal crisis política de la última década y ha dejado al descubierto las redes de complicidad que sostienen la impunidad en todos los niveles de gobierno, en todos los partidos y en lo más profundo de las instituciones. Pero además, ha mostrado la incapacidad del Estado por dar respuesta a esta crisis, y los padres y las madres tuvieron que solicitar la presencia de peritos independientes y de otras instancias internacionales como el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

En un año, ha sido evidente como autoridades de los tres órdenes de gobierno han intentado sofocar la llama que los padres y madres de los desaparecidos, han encendido en el corazón de todos, intentaron criminalizarlos, dividirlos, resignarlos, pero no lo lograron.  Con discursos, mentiras históricas y llamados al olvido,  quieren vaciar las calles, silenciar los nombres, olvidar sus rostros, pero esto no ha sido posible, porque México ya no es el mismo.

Los padres y las madres de Ayotzinapa nos hablaron fuerte, y al hacerlo, México y el mundo comenzó a hablar fuerte también. Recorrieron decenas de ciudades dentro y fuera de México, buscando y encontrando apoyo para explicar que no se trata de un hecho aislado, ni un momento de crisis de la violencia del crimen organizado, sino que nos encontramos ante un crimen de lesa humanidad, hablamos de un caso de desaparición forzada.

Como lo hemos visto en las últimas semanas, el Estado y sus instituciones mienten, encubren responsables, fabrican culpables, torturan, destruyen evidencia y demuestran que sólo con la presión de la sociedad civil nacional o internacional podemos conseguir apenas pequeños avances en la investigación.

Por estas razones hoy, miles de ciudadanos del mundo salimos de nuevo a las calles, exigiendo a una sola voz la presentación con vida de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa. Debemos detener esta barbarie, debemos hacer todo lo que está en nuestras manos para evitar que una tragedia como esta vuelva a ocurrir. No permitiremos sumar otra fecha al calendario del dolor, no podemos dibujar más números en las paredes, no queremos hacer más carteles con retratos o nombres de más hombres o mujeres desaparecidos o asesinados. ¡Ya basta!

Es Ayotzinapa el punto de no retorno, la coyuntura que no termina, la solidaridad que nos une, la posibilidad de articular la lucha, de construir con todos y todas. Porque Ayotzinapa nos enseña que estamos ante un adversario poderoso y sin vergüenza, sin principios y sin humanidad.

Porque Ayotzinapa nos enseñó que no debemos estar solos, que la lucha debe ser una misma, que caminando juntos somos más fuertes. Convocamos hoy, a que toda la indignación que nos ha traído hasta aquí sea la semilla en la que florezca la organización, la resistencia y la lucha, que cada una de nosotras, cada uno de nosotros impida que este país se acostumbre a la violencia, no queremos sentir más miedo. Hagamos de nuestra indignación, un eco que fortalezca los pasos de todas las madres que hoy buscan a sus hijas y a sus hijos. Hagamos que nuestra indignación acompañe y sostenga a los padres que contienen el llanto por los que hoy no están aquí.

Demostremos que a este pueblo no lo engañan, que este pueblo no se cansa, que este pueblo no se rinde que vamos a seguir hasta encontrarlos, hasta que la justicia alcance a los responsables.

¡Presentación con vida de los 43 normalistas desaparecidos!

¡No más asesinatos ni desapariciones forzadas!

¡Alto a la ofensiva contra las normales rurales!

Por: Plataforma de Solidaridad con los padres de Ayotzinapa

Foto: Animal Político