La Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) en Tegucigalpa fue el escenario donde se reflexionó con análisis, cifras, estudios sociológicos y testimonios, todo lo que rodea el fenómeno migratorio en Honduras. El espacio liderado por la vicerrectoría de vinculación social de la UNAH, la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso Honduras) y la Red Jesuita con Migrantes del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC), se realizó el martes 25 y miércoles 26 de abril.

Con la ausencia de las autoridades universitarias de la Unah comenzó la Jornada de Reflexión y Acción sobre realidades de las migración internacional en Honduras. «La migración es un signo de los tiempos, lastimosamente es una expresión del fracaso de la humanidad, en concreto el fracaso de un modelo económico que ha priorizado el capital y no la vida», dijo el sociólogo Elvin Hernández, representante del ERIC en la inauguración.

Rolando Sierra, coordinador de Flacso Honduras introdujo el tema diciendo que la academia tiene la responsabilidad de estudiar la migración que en los últimos años en Honduras ha cambiado de muchas maneras. Mencionó que el país además de ser un país expulsor, es también un lugar de retorno y también de tránsito por los nuevos flujos migratorios.

Yolanda Gonzáles, coordinadora de la Red Jesuitas con Migrantes, dijo que las altas cifras de migración son sinónimo del incumplimiento del Estado en su responsabilidad de impulsar un modelo de desarrollo equitativo. «De los mil millones de migrantes que habla Trump, el 15% son centroamericanos», expresó Gonzalez asegurando que cada vez son más las personas que toman la decisión de huir del país por la violencia.

En la jornada también participó la hermana scalabriniana Lidia Mara de Sousa, del Foro Nacional de Migraciones (Fonami), quien habló de las convenciones que obligan a los Estados, en el caso de Honduras a proteger a las personas migrantes que pasan por el país y a mantener datos actualizados no solo de personas retornadas, sino de quienes se mueven dentro del país y quienes pasan por él en camino a su destino final, como es el caso de los haitianos, que cada vez son más quienes huyen de su país y pasan por Honduras.

Andrés Celis, representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados, ACNUR, señaló en su participación en la jornada que actualmente alrededor de 6,800 hondureños y hondureñas se encuentran refugiados en diferentes países del mundo y 16 mil solicitaron asilo en diversos países durante 2016. En Honduras el concepto de refugiado se pierde porque en el imaginario colectivo la migración se basaba en cuestiones económicas anteriormente, sin embargo, la violencia es cada vez más un motivo para que las personas se muevan en busca de sobrevivir. Son las narrativas las que a veces no nos hacen ver claro el panorama en Honduras, explicó Celis.

La jornada del 25 culminó con un monólogo dirigido por el maestro del teatro nacional, Tito Estrada, titulado «Retornado». En él, el intérprete Dennis Guity, cuenta en un lenguaje popular la travesía del sueño a la pesadilla que viven los migrantes.

Estudios y testimonios sobre migración

En esta jornada también se presentaron diversos estudios sobre la migración. El perfil de la población de origen hondureño en los Estados Unidos de América de Manuel Flores Fonseca del Instituto de Investigación de Estudios Sociales y Económicos que establecía que el hondureño promedio viviendo en Estados Unidos tiene 29.39 años si es mujer y 27.45 años si es hombre.

Predominan más hombres que mujeres, alcanzando un índice de masculinidad de 104.9 que significa que por cada hay 105 hombres por cada 100 mujeres en ese destino. Además el 45.7% se declara soltero ya que nunca se ha casado, el 40.8% es casado, de ellos el 35.2% con cónyuge presente y solo el 5.6% con cónyuge ausente, el 11.2% está separado o divorciado y 2.2% viudo. Las diferencias por sexo son mayores en las mujeres los estados de separación, divorcio y viudez.

Según este estudio, casi la mitad de los hondureños no tiene la condición de ciudadanía en el país de residencia, aunque la otra mitad es considerada que tiene la ciudadanía, ya sea porque nació en el país de destino el 36.2%, nació en el extranjero de padres americanos un 1.0% o adquirió esa condición a través de la naturalización un 13.7%, lo cual resulta no muy significativo en esa condición de asimilación de toda persona migrante en el destino, siendo todavía alto el número de no ciudadanos.

Después de esta descripción demográfica de la población migrante en Estados Unidos, una madre de migrante desaparecida contó su historia para ponerle rostro a las cifras.

Doña Dilma Pilar Escobar, del Comité de Familiares de Migrantes de El Progreso (Cofamipro) contó la historia de su hija Olga quien se perdió en México cuando iba de camino hacia Estados Unidos dejando 5 hijos al cuidado de su madre en Honduras. La vida de doña Dilma ha sido un camino largo y con muchas rutas. En una de esas rutas, su hija Olga desapareció, y ahora Dilma es una de tantas madres que buscan a sus seres queridos en el riesgoso camino del migrante indocumentado hacia Estados Unidos.

Después de escuchar este testimonio, se presentó el libro: Migraciones en América Central, políticas, territorios y actores de la Universidad de Costa Rica (UCR) en el que se cuentan diversas historias de los países expulsores, los de destino y la ruta.

 

La jornada continuó con la presentación de un estudio sobre el impacto de las migraciones en la identidad cultural de las sociedades. También sobre el impacto de la violencia en la migración de hondureños y por último Flacso presentó su informe sobre un estudio en los departamentos de La Paz y Comayagua que revela que el 40 por ciento de los jóvenes de esas zonas desean migrar a otros países en busca de estabilidad económica.

Con esta jornada, miembros de la academia ratificaron su compromiso con estudiar y buscar propuestas para atender la migración forzada en Honduras.

Medios