“La Policía está tan contaminada que no hay posibilidad de depurarla”, así de tajante y directo es el abogado Omar Menjívar, ex fiscal especial de lucha contra el crimen organizado.

“Esta Policía que tenemos hay que eliminarla. No es una cosa tan sencilla porque qué hacemos mientras crean la nueva institución, pero yo creo que hay que tomar decisiones radicales”, sostiene Menjívar.

El gobierno nombró una comisión especial para depurar la Policía Nacional. Los elegidos fueron Omar Rivera, representante de un sector cuestionado de la sociedad civil; Vilma Morales, expresidenta de la Corte Suprema de Justicia, y el pastor evangélico Alberto Solórzano, un nombramiento muy criticado ya que debilita el llamado Estado Laico. Ellos trabajan junto al ministro de seguridad, Julián Pacheco Tinoco, que aclaró que la decisión de depurar al final será de él y de su presidente.

“Si no trabajamos en la definición de soluciones radicales y en la forma más eficiente que pudiera acercarnos a los cambios, vamos a seguir en lo mismo. Insisto el sistema es el que NO funciona y hay que cambiarlo radicalmente” aseguró el ex fiscal.

Sobre esta crisis y escándalo policial, Radio Progreso (RP) habló con el abogado Omar Menjívar (OM).

RP. ¿Qué estamos viviendo exactamente en esta crisis policial?
OM. Yo creo que estamos viviendo una muestra más de todo lo que ya sabemos, y creo que buena parte de la población tiene conciencia sobre la situación. Estamos inmersos en una corrupción de la cual no se escapa nada, ninguna institución del país.

RP. ¿Pero qué implica que la corrupción esté en una institución encargada de brindar seguridad?
OM. Es la institución responsable de garantizar ese derecho de la ciudadanía y se convierte en un factor fundamental para proveer exactamente lo contrario, inseguridad. Son responsables de muertes, son responsables de violencia, de criminalidad del más alto nivel porque no es cualquier criminalidad la que ejecuta la policía.

RP. ¿Cuál fue su experiencia cuando usted era fiscal de lucha contra el crimen organizado?
OM. En el país no existía crimen organizado, en el país en realidad lo que podíamos calificar como crimen organizado de verdad operaba en la policía. Era la organización criminal más peligrosa que yo llegué a conocer. Por supuesto evolucionó, las cosas, las circunstancias, el tiempo cambia y llegamos a tener redes criminales conformadas por particulares especialmente dedicadas al narcotráfico. Yo digo que los antecedentes de organización criminal que existen en el país nacieron en la Policía Nacional, y probablemente mucho antes nació dentro del  ejército, en las Fuerzas Armadas, cuando la policía era parte de esta institución.

RP. ¿Cuál ha sido el mal de la Policía Nacional?
OM. En buena parte ha sido la politización y la falta de controles. Una Policía para que funcione primero tiene que ser esencialmente civil, esa es una condición innegociable. En un Estado democrático la Policía tiene que ser fundamentalmente civil. Tiene que ser altamente profesional. Tiene que ser respetuosa de los derechos humanos, pero ahora es más evidente que tiene que estar sometida a controles ciudadanos, y eso no ha existido nunca, ni siquiera los controles que formalmente se establecen en las leyes con que ha funcionado la Policía.

RP. ¿Y la Unidad de Asuntos Internos?
OM. Son unidades integradas por los mismos miembros de la Policía en los que priva cierto grado de solidaridad, de espíritu de cuerpo que es como una filosofía para esas instituciones, especialmente proveniente de las Fuerzas Armadas. Ese espíritu de cuerpo siempre ha prevalecido, y eso no significa más que la protección recíproca entre ellos, hay una solidaridad que no permite que funcionen adecuadamente estos controles internos.

RP. ¿Por qué es importante tener controlada a la Policía?
OM. Porque en la naturaleza del trabajo de la Policía hay una línea muy delgada que separa el bien del mal. La naturaleza del trabajo de la policía es estar en el mundo de la criminalidad nada más que combatiéndolo, pero están a un pasito de pasarse al otro lado, si no existen suficientes y adecuados controles.

RP. ¿Por qué surge este escándalo ahora?
OM. En realidad ya lo sabíamos. Por ejemplo, en el caso del asesinato de Alfredo Landaverde, ha sido casi vox populi el señalar a Ricardo Ramírez Del Cid como responsable de esa muerte, pero se maneja a nivel de rumor, y la responsabilidad del Ministerio Público que le corresponde verificar esa hipótesis ha sido inexistente. El Ministerio Público no ha hecho nada, me parece que ha sido ridiculizada.

RP. ¿Qué piensa de los temas que trabajará la Maccih en el contexto actual?
OM. Uno de los temas que más ha demandado la población es la investigación del escándalo del Seguro Social y aparentemente por eso venía la Maccih, para ocuparse de eso, la población pedida la Cici-h, pero al final el gobierno se impuso con la Misión de Apoyo contra la Corrupción e Impunidad, entonces se crea este escándalo y uno puede pensar que es para distraer la Maccih y se ocupe de estas acusaciones olvidándose del Seguro Social que involucra directamente al partido de gobierno y al mismo presidente de la república. En temas de investigación criminal hay un lema: “tiempo que transcurre, verdad que huye”. Mientras más tiempo transcurre menos posibilidades hay que se descubra la verdad.

RP. ¿Qué se siente vivir en el país de los escándalos?
OM. Yo creo que el principal efecto que causa en la población es que van aniquilando la esperanza, la gente en realidad llega a sentir que aquí no hay salida porque cada vez los escándalos son de mayor intensidad, de mayor gravedad, entonces llega a implantarse esa sensación de que no hay esperanza.

RP. ¿Cuál es el papel de los medios de comunicación en esta crisis?
OM. A mí me sorprende como un diario como El Heraldo haya publicado estos informes, no es el estilo de El Heraldo, no es habitual conocer ese tipo de cosas o que las divulgue, uno lo espera de ciertos medios que ya también los tiene estereotipados. Lo primero es cuestionarnos por qué El Heraldo saca esto. Lo digo porque esa desconfianza nos afecta a todos,  nos hace pensar mal de todo, hasta de las cosas que parecen buenas. En general los medios de comunicación son cómplices de toda esta realidad y de las pocas esperanzas que hay para que cambien.

RP. ¿Cómo valora la Comisión Depuradora?
OM. Así como está conformada esa Comisión, poca fe tengo que las cosas vayan a cambiar a largo plazo. Yo creo que sí nos van a sorprender con ciertas cosas importantes. Ya hay algunos policías que se han ido por su propia cuenta. El problema es, qué va a pasar con esos policías si estuvieran metidos en asuntos ilegales, en actividades criminales y simplemente se van, qué control o qué mecanismo de control nos van a garantizar para darles seguimiento.

RP. ¿Qué se debe hacer con la Policía?
OM. Es que la Policía está tan contaminada que no hay posibilidad de depurarla. Esta Policía que tenemos hay que eliminarla. No es una cosa tan sencilla porque qué hacemos mientras crean la nueva institución, pero yo creo que hay que tomar decisiones radicales. Si no trabajamos en la definición de soluciones radicales y en la forma más eficiente que pudiera acercarnos de realizar esos cambios, vamos a seguir en lo mismo. Insisto, el sistema es el que no funciona y hay que cambiarlo radicalmente.