El país del eterno proselitismo
Una de los tantos paisajes hondureños es pasar la vida entera en proselitismo. En ese saco se meten los asuntos más inverosímiles como las relaciones maternas, el origen folklórico en montañas lencas, los más extraños nombres de animales, los sombreros, el fútbol, los impuestos, el narcotráfico y hasta la flaqueza o gordura de quienes buscan la guayaba, sea de la presidencia, la diputación o de alcaldías.
Todo vale para ganar y competir, o para comprar adeptos en un país con niveles tan bajísimos de escolaridad, y con una cultura del sálvese quien pueda, en donde los cartones universitarios nunca logran competir con éxito ante el arte de politiquear en base al clientelismo. Eso sí, en todos los ambientes del proselitismo las precandidaturas o candidaturas los nombres siempre van antecedidos del sanbenito de licenciado, ingeniero, doctor, por supuesto con la inclusión de género, masculino o femenino, por muy machistas que sean los proselitismos.
La política proselitista no se atrasa ni por calores ni fríos, ni por polvos o charcos, ni por cerros ni valles, ni por velorios ni por ferias ni por derechas o izquierdas, ni por narcotráfico o saqueos. Y menos se atrasa por emergencias, pandemias, inundaciones o incendios. Al contrario, esas angustias son los mejores abonos para el proselitismo. Todo tiene cabida para la política proselitista, y más cuando a través de la baja conciencia y el estómago vacío se adquieren condiciones para impactar más en tanta gente aconsejada por el rebusque
En nuestra Honduras todo es ocasión para hacer campaña, y como aquel rey Midas de la leyenda griega que todo lo que tocaba lo convertía en oro, todo político de la estirpe que sea, se siente llamado a ser rey, o reina, y se acerca a tocar a la gente para convertirla en voto. El asistencialismo con todos sus programas se pone a retumbar en los tiempos que arrecian las campañas.
Aquel pensamiento de John Lennon de que la vida es todo aquello que va ocurriendo mientras nosotros hacemos otra cosa, encaja con precisión para parafrasearlo en nuestra tan querida como golpeada tierra: la realidad hondureña es en donde va ocurriendo todo tipo de angustia, preocupaciones, amenazas, discriminaciones en contra de mucha gente, mientras las campañas se alborotan con sus entusiasmos proselitistas.
Escuchar y descargar Nuestra Palabra