Medios de comunicación como válvulas de escape
En nuestra Honduras hasta la violencia y los pleitos entre cúpulas y profesionales de la política se han convertido en válvulas de escape. Embelesada se queda muchísima gente viendo o escuchando los dimes y diretes de los políticos mientras se siguen hundiendo las instituciones como el Congreso Nacional y el Ministerio Público.
Y esto en plena sintonía con el rol que juegan destacados medios de comunicación y las redes sociales. Todo lo que resalte sangre y aquello que destaque el morbo de los pleitos y confrontaciones entre oficialismos y oposiciones. Todo lo que sean insultos y ataques entre altos dirigentes de cúpulas se convierte en pan caliente en la noticia.
Cuando una red noticiosa destaca hechos de violencia con saña y morbo, cumple el papel de mistificar, de sacralizar los hechos, y provoca un distanciamiento entre la realidad del consumidor de noticias, y el medio de comunicación, el cual adquiere magia, fuerza propia, como un mito que atrapa, y sus presentadores adquieren la dimensión de ídolos o dioses.
Los medios de comunicación con sus redes sociales son, junto a las iglesias, las instancias principales diseñadoras de la conciencia de la sociedad. Ya no importa si lo que dicen o predican se acredita con la realidad; ya están metidos en el corazón y la mente de la población. Las cosas son así porque así lo dijo o lo vimos en tal o cual medio de comunicación, o porque así lo dijo tal o cual pastor.
Por ser propiedad de altos empresarios, o estar vinculados estrechamente a grandes corporaciones, destacados medios de comunicación contribuyen a construir, diseñar y legitimar la cultura del escape. Los medios de comunicación y las redes sociales cuestionan o elevan el perfil de la noticia según convenga a los propietarios de los mismos o según la distracción que provoca en los sectores a quienes se busca cautivar. Los medios de comunicación son arquitectos hondureños en la construcción distorsionada de conciencia, alimentan pasiones, construyen y destruyen ídolos conforme a conveniencias, y desvían la atención de la ciudadanía de su responsabilidad para asumir y resolver sus problemas.
Recuperar la función e identidad de los medios de comunicación es una tarea muy propia de quienes se comprometen a construir democracia y libertad de expresión. Un medio de comunicación ha de recoger la voz de toda la sociedad, difundir noticias con un nivel importante de objetividad, aportar datos e interpretación honrada de los mismos, denunciar a quienes abusan del poder y alimentar las esperanzas de las víctimas organizadas en torno a su dignidad.
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