La madrugada del 15 de enero, cuando salió de San Pedro Sula, Carmen no imaginó que 3 días después estaría en México, recibiendo de la mano del titular del Instituto de Migración su tarjeta de visitante por razones humanitarias. Ella y su hijo, Amílcar Fernando Maradiaga de meses de nacido, fueron los primeros a quienes se les entregó este documento.

En una conferencia de Prensa, en las instalaciones de la frontera sur mexicana, entre Tucun Uman y ciudad Hidalgo, se entregaron las primeras 10 tarjeras, de las miles que según el gobierno mexicano saldrán en los próximos 5 días para los migrantes que salieron de Honduras el pasado 15 de enero.

Datos oficiales de la caravana que brindó el Instituto Nacional de Migraciones en México, da cuentan del registro de 2,373 personas, de las cuales una es de Brasil, 262 de El Salvador, 150 de Guatemala, 4 de Haití, 1,933 provenientes de Honduras y 23 de Nicaragua. De este total, 431 fueron menores de 17 años de edad.

Tonatihu Guillen, director de Migración dijo en la conferencia que los documentos serán entregados a los migrantes centroamericanos en los siguientes días, y que esta decisión se tomó desde el gobierno, para el reconocimiento de la migración como un derecho.

David León, coordinación de Protección Civil, también participó en la conferencia, asegurando que se está implementando un Protocolo para atención al fenómeno de migración, como resultado del acuerdo de desarrollo con el Triángulo Norte, que firmó López Obrador el pasado 01 de diciembre, día de la toma de posesión.

Para la Red Jesuita con Migrantes, la principal novedad en México es que la caravana no fue recibida por policías ni militares, sino civiles del Instituto de Migración que explicaron el plan que México había pensado: facilitarles un albergue en Ciudad Hidalgo, justo en la frontera, y tramitarles la visa humanitaria, que les permite tener permiso de trabajo y acceso a salud, educación, entre otros. A pesar de que esto supone, sin duda, un quiebre en la lógica de las políticas migratorias de México, la incertidumbre del futuro de estos días, y las preguntas sobre el futuro son muchas. La primera ya viene de la mano de los propios migrantes, muchos de los cuales no se han acogido a esta propuesta, por la malísima experiencia de la anterior caravana en la frontera Sur de México.

Desde la RJM CANA se ha reactivado «el operativo de emergencia» de acompañamiento, asistencia y monitoreo, e intercambio de información. Además, de la elaboración de monitoreos diarios a partir de la información que provee cada país.

Magi Nunez, antropóloga mexicana acompaña la caravana desde que salió de San Pedro Sula, dice que es necesario esperar la entrega de las tarjetas a los migrantes, ya que se conocerá la forma de operar del gobierno mexicano, del cual esperan decisiones de acuerdo a los anuncios progresistas que ha realizado.

Largas Filas

En las afueras del puente fronterizo, las personas hacen kilométricas filas en busca de un registro que les permita contar con un permiso por un año, lo que les podría dar vía libre en México. Los jóvenes y mujeres son la principal población que acuerpa esta caravana que salió de Honduras el pasado 14 de enero, en horas de la noche y en medio de la lluvia.

Entre las filas que quedaron en el puente fronterizo, se encuentran Carlos y Emilio, ambos originario de El Progres, Yoro. Ellos con apenas 22 y 24 años de edad, esperan pacientes que les llegue el turno de tener el carnet para moverse rápidamente, ellos sí piensan probar suerte en la frontera con Estados Unidos.

Tanto Carlos como Emilio, dijeron que salieron de sus colonias por la falta de oportunidades y como resultado del medio que les da vivir en una zona controlada por la mara.

En un 80 por ciento de la caravana dispersa que salió de Honduras se encuentra en Tecun Uman, un poblado que está inundado de migrantes que pacientemente esperan que se haga entrega de las visas humanitarias, que muchos creen que es el nuevo cambio en la política migratoria.

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