Nuestra palabra
Sádado, 04 Agosto 2018

Divide y vencerás

Como se dice popularmente, los transportistas le entraron con lo ajeno y se salieron con la suya. Hasta antes que decidieran realizar paro de labores y suspender el servicio de transporte, su demanda era clara y directa: un aumento al precio de las tarifas del transporte público. Y en base a esa demanda estuvieron participando en varias reuniones de negociación con el gobierno, negociaciones que no tuvieron un final feliz. El gobierno siempre se negó a otorgarles el incremento.

Los transportistas, muy bien asesorados, anunciaron sus acciones de protesta con paralización de sus unidades, pero se dieron cuenta que su demanda, por naturaleza, es impopular y de inmediato, casi sin pensarlo, cambiaron de estrategia, y pasaron de demandar un incremento en las tarifas a exigir al gobierno una rebaja sustancial al precio de los combustibles, así se fueron ganando la simpatía del pueblo hondureño.

Los usuarios del transporte y la ciudadanía en general, creyó que se trataba de una autentica lucha por el bienestar general. Claro, no es lo mismo para la población un incremento al pasaje del transporte que una rebaja general y sustancial al precio de los combustibles. Esa demanda obligaba al gobierno a trastocar el impuesto que cobra por galón de combustible y el precio de importación. La demanda fue cobrando mucha simpatía popular, y el gobierno sentía que la situación se les salía de las manos.

Aplicando aquel viejo dicho “divide y vencerás”, el gobierno movió sus piezas, hizo a un lado a la débil dirigencia del Consejo Nacional del Transporte y se negoció con algunos dueños de buses y taxis, que sin escrúpulo alguno, aceptaron un incremento de tarifas que ya antes les había negado el gobierno. Además de otros acuerdos, que no se hicieron públicos, como la legalización de algunas rutas y la introducción de unidades con tratos preferenciales en los cobros de los impuestos de introducción.

Esta jugada del gobierno demostró, una vez más, que no hay un mínimo respeto a la institucionalidad, un fiel reflejo de un país en pedazos, al no respetar la instancia que aglutina a los transportistas y que encabezada la demanda planteada como lo es el Consejo Nacional del Transporte. Le dio una voltereta al asunto y se fue a negociar individualmente con los transportistas.

El gran perdedor es el pueblo hondureño, no sólo no le bajaron al precio de los combustibles, sino que le recetaron un trancazo que se va a repetir con un nuevo incremento en las tarifas ya programado para el mes de diciembre. También salió derrotado el Consejo Nacional del Transporte que se ganó el irrespeto de todo el gremio y del pueblo hondureño por no tener el valor, la estrategia y la gallardía para hacerse sentir y sostener una demanda que gozaba del respaldo popular.

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