Los PCM son sólo la punta de lanza

Honduras está viviendo otro importante momento en la historia de lucha y resistencia con la presencia en las calles de dos sectores muy fuertes como los maestros y los médicos que lideran la defensa de la salud y la educación pública. Es interesante ver el entusiasmo de muchos docentes que desde hace 8 años habían sido obligados a encerrarse en las aulas educativas y abandonar cualquier tipo de protestas por temor a perder su trabajo.

Pero esa espera se terminó y los docentes, impulsados por los médicos, se olvidaron del miedo y están en la calle defendiendo la salud y la educación pública, una lucha acuerpada por la sociedad hondureña que también se están convirtiendo, entre padres y madres de familia más estudiantes, los actores claves en mantener la protesta social callejera.

La demanda para la derogación de los decretos PCM son sólo la punta de lanza de esta nueva alzada popular porque de fondo están los conflictos no resueltos por una clase política que no ha estado a la altura de las circunstancias. Y el actor que más estorba en la búsqueda de salidas de solución es propio presidente Juan Orlando Hernández, acusado por la población de robarse las elecciones con el fin de imponer su ilegal reelección presidencial.

En este nuevo pico de la crisis política hay actores nuevos que les ha tocado asumir la responsabilidad de guiar un movimiento que cada día cobra más fuerza y legitimidad entre la población. Para el caso, los miembros del Colegio Médico han dado muestras de mucha valentía y decidieron abandonar la comodidad de sus consultorios y se han convertido en los principales abanderados de la defensa de la salud pública.

Y los maestros también han decidido limpiarse la cara y renovar su posición haciendo a un lado a los dirigentes magisteriales que están acostumbrados a negociar a las espaldas de las bases y sentarse a un diálogo en representación de los agremiados pero sin el permiso de los mismos.

Lo que Honduras está viviendo hoy en día no sucede al azar. El país ha estado sumido en la última década a un radicalismo de los gobernantes en la aplicación, a raja tabla, del modelo neoliberal que buscar achicar la administración pública y ampliar la participación privada en sus asuntos meramente públicos. Desde el golpe de Estado de 2009, Honduras ha vivido y sigue viviendo, con mucho abuso de los gobernantes, la entrega de los territorios y la privatización de las empresas públicas.

Pero así también se han radicalizados las posiciones de los sectores populares y sociales que de apoco están despertando en esta lucha constante y permanente por no solamente defender lo público sino recuperarlo como un bien social para todo el pueblo hondureño.