Viernes, 08 Junio 2018

 

Paz y violencia en Honduras

Tanto en el ámbito de la política como en el deporte estamos habituados a las clasificaciones, estadísticas y seguir el ranking de todo tipo de eventos.  Y, siguiendo esa manera de ver los acontecimientos, se acaba de hacer público “El Índice global de Paz (GPI) 2018” que informa y aporta los datos para ver cómo estamos tanto a nivel internacional como nacional.  Los grandes titulares nos señalan de entrada que “Honduras retrocede 12 puntos en el Indice Global de Paz 2018” y advierten sobre “Caída gradual y sostenida de la Paz en el Mundo”.

“Honduras ha pasado a ocupar la posición 118 en el ránking 2018 del Indice Global de la Paz que mide el nivel de paz y ausencia de violencia en 163 países del mundo.  Este ránking muestra que el país perdió 12 escalones ya que en 2017 apareció en el lugar 106”.  El informe no solamente se conforma con aportar los datos escuetos sino que indica las razones por las cuales hemos retrocedido: “estuvo determinado por la violencia postelectoral generada por grupos que pretendieron desconocer los resultados electorales del 26 de noviembre y que llevaron la violencia a las calles, terminando la mayoría de sus manifestaciones en actos de vandalismo y violencia contra la misma población”.

El que Honduras fuera mejorando posiciones se debió fundamentalmente a poder “reducir las tasas de homicidios y combatir las mafias organizadas dedicadas al sicariato, secuestros y extorsiones”.  Nos sigue diciendo que pese a la violencia postelectoral Honduras sigue apareciendo entre los países con un Estado de Paz Medio, junto a países como Guatemala y El Salvador. Pero por debajo de Costa Rica y Panamá.  Y si queremos consolarnos, peor que nosotros están EE UU, Arabia Saudita, India, México, Venezuela, Colombia, Israel, Rusia y Siria.

Siempre de la mano del Informe Global de Paz se nos informa que “Honduras tuvo el mayor descenso en la región, arrastrado por un deterioro significativo en sus puntajes de inestabilidad política, impacto del terrorismo y escala política del terror.  Las denuncias de fraude en torno a las lecciones provocaron protestas en las que murieron más de 30 personas y se agravaron las divisiones en un país que ya estaba luchando contra las pandillas locales y el tráfico de drogas”.

Resume lo dicho con estas palabras: “El IGP de 2018 revela un mundo en el que las tensiones, los conflictos y las crisis que surgieron en la última década siguen sin resolverse, lo que da como resultado esta caída gradual y sostenida de la paz.   En el caso de América Central y el Caribe el mayor desafío para la paz en Centroamérica y el Caribe es el crimen y la corrupción”.

El punto sobre el cual el informe no entra a muchos detalles es respecto a la militarización pues maneja datos globales y no pormenorizados; y, además, tiene en cuenta periodos largos y las zonas más conflictivas, como el Medio Oriente y el Norte de África.  Es la razón por la cual no menciona para nada que la sociedad ha experimentado una fuerte militarización con el gobierno actual. Y que toda protesta social es calificada de subversión y es criminalizada.

Es de agradecer que “alguien de fuera” nos diga cómo nos ve, dónde estamos y qué debemos hacer para conseguir una “sociedad y un país” donde las armas y la violencia no tengan cabida.  El otro informe que nos queda por hacer es el de la violencia social, política y económica ejercido desde y por los que controlan el poder imponiéndolo a toda la sociedad.  Este produce otro tipo de víctimas, dolor, sufrimiento, pobreza e inseguridad.

 

 

Escuchar y descargar Nuestra Palabra
Derechos compartidos, citando la fuente | Contáctenos | Misión | Historia | www.radioprogresohn.net