Nuestra palabra

Miércoles, 08 Mayo 2019

Por el sueño de un nuevo mayo en igualdad de género

«Como agua de mayo» y con el sudor de la frente nos zambullimos en este quinto mes del año. «Como agua de mayo» esperamos que llueva justicia en el país y que se vaya el dictador. Así como en mayo esperamos el reverdecer de montes, así esperamos que broten las “pequeñas esperanzas de los pobres”. Así es Mayo. Cuando lo abrimos brotan los regalos para fortaleza del pueblo. Es la lluvia que se espera para comenzar la siembra. Es la Virgen que arrulla a su pueblo. Es el pueblo que abraza a su Madre. Es la mujer que recupera su puesto entre el pueblo. Es el pueblo con su antorcha alzada.

Es nuestro mayo hondureño que enlaza la voz del obrero con la cruz martirial de los campesinos de los cerros y valles de Lean, Sula, Comayagua y el Aguan. Es el mayo de la tradición creyente de San Isidro Labrador y sus bueyes, a quien la gente eleva su ruego para que la sequía no arrase los campos, y para que los grandes empresarios no arrebaten nuestros sueños por vivir en armonía con la tierra y sus riquezas naturales.

Es el milagro de Dios que en mayo se acerca con  lluvias y Flores, con rostro de obrero y de mujer en lucha, y con la sangre que brota de la cruz de los pobres. Es el milagro de Dios: así como hace brotar  el verdor de los campos, así hará brotar un día la justicia, como mejor lo expresa la voz del profeta Isaías: “Como baja la lluvia y la nieve de los cielos y vuelve allá sin haber empapado y fecundado la tierra y haberla hecho germinar, así será la palabra que salga de mi boca. No volverá a mí sin haber hecho la justicia que yo quería y haber llevado a cabo su misión” (Isaías 55, 10-11).

Es el milagro de Dios que un día, en uno de nuestros mayos, amanezcamos arrullados en una sociedad en donde hombres y mujeres, nos descubramos en igual dignidad. Que así como la lluvia de mayo cae por igual en cerros y valles, en barrios pobres y en barrios ricos, y que así como el sol caliente sin distinción en montes y ciudades un día de mayo celebremos que somos diversos, hombres y mujeres, pero iguales, como imagen plena de un mismo Dios de Vida.

Así como en mayo celebramos el día de las madres, y la tradición creyente ofrece las flores del campo a los pies de María, que un día de mayo celebremos la alegría de haber llegado al final del patriarcado, y que los varones, y en general toda la sociedad, celebremos de una vez para siempre la fiesta de haber sido redimidos de toda lacra de machismo por la fuerza creadora, fecunda y constructora de las mujeres.

Entonces el mes de mayo será no solamente el mes de la madre y de María, sino mayo será, llevándose consigo a todos los meses del año, el tiempo de la perpetua fiesta de la plena igualdad de género. Será la fiesta de las mujeres, pero también de los hombres redimidos por las mujeres de la inhumana y anti divina cultura patriarcal.

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