

Sobre tragedias, coberturas mediáticas y solidaridad
Casi simultáneamente dos embarcaciones fracasaron en el mar, el Titán y el Adriana. Del Titán todo mundo está enterado, la cobertura mediática mundial ha dado cuenta minuto a minuto, y muchísima gente ha lamentado incluso con lágrimas, el desenlace final de las cinco personas, que incluye a dos multimillonarios.
Del Adriana muy poco o casi nada se sabe. Era un barco pesquero que habiendo salido de las costas africanas buscaba las costas europeas. Transportaba 700 personas que buscaban refugio, de las cuales se salvaron unas 100 y el resto pereció en el mar. La cobertura de ambas embarcaciones con su desenlace fatal ha sido diametralmente opuesta. El Titán cubrió todas las portadas. El Adriana apenas cubrió páginas interiores de periódicos y televisión y fue prácticamente ignorado en las redes sociales.
Es lamentable la muerte trágica de cualquier persona. Mientras la cobertura mediática seguía paso a paso al Titán, y todas las miradas y oídos cubrían el proceso que condujo al destino fatal de los cinco tripulantes, poca gente en el mundo conocía de 46 mujeres asesinadas cruelmente en un centro penitenciario en Honduras.
Y casi nadie sabía del destino fatal de centenares de africanos que fracasaron en el mar. Las mujeres eran prisioneras y los que naufragaron en el mar rumbo a Europa eran refugiados, muchos de ellos con su piel oscura. Sus tragedias ya no sorprenden, no son noticia porque es gente de la periferia del mundo, y ocurren casi cotidianamente.
Dos embarcaciones que se perdieron en el mar. Las dos tragedias pudieron evitarse, así como se pudo evitar la muerte feroz de 46 mujeres en la cárcel de Támara, en Honduras. Todas las personas, sin importar su origen o su condición social, cultural o económica, merecen vivir y merecen ser rescatadas o evitar que mueran trágicamente.
La atención al Titán y la búsqueda de salvación de sus tripulantes, así como la cobertura mediática, debía ser el modelo a seguir para atender a todas las personas que están en peligro o en problemas que amenazan sus vidas. El mundo entero debe conocer por igual lo que sucede a gente adinera y a poblaciones amenazadas por ser encarceladas o ser migrantes o refugiadas. Y la solidaridad de los gobiernos y de los medios de comunicación debía ser igual con quienes están en peligro, sean personas millonarias o sean personas empobrecidas. Todas tienen igual dignidad y merecen toda nuestra solidaridad.
Escuchar y descargar Nuestra Palabra