Sondeo de Opinión Pública 2019, ecos de una década de democracia ausente

En esta ocasión el Sondeo de Opinión Pública se ha convertido en instrumento para abrirnos a la evaluación de diez años de vida política, social e institucional después del golpe de Estado del 28 de junio de 2009.

La percepción de la población es que ha sido una década con una pintura cuyo trazo fundamental ha sido el deterioro. La gente percibe que hoy está más pobre que hace diez años, que tiene mucho más miedo, nueve de diez personas percibe que los políticos son más corruptos, y que han sido diez años de latrocinio tanto de los bienes públicos en las instituciones así como del saqueo de los bienes naturales a través de las concesiones y la entrega del Estado en manos del narcotráfico.

A lo largo de todos estos años, la desconfianza hacia las instituciones es un trazo que junto al de la corrupción, la pobreza y la inseguridad, le ha dado un color sombrío al panorama nacional. En este sondeo esa desconfianza hacia las instituciones del Estado a las que mayoritariamente las valoran como corruptas y conducidas por corruptas, ha dado paso a que 6 de cada 10 personas expresen estar de acuerdo que siga la MACCIH, mientras que 3 de 10 que se vaya, así como dos tercios piden que se apruebe la Ley de Colaboración Eficaz y se derogue la Ley de Secretos de Estado.

La preocupación primera y más importante de la gente es su situación económica, y la que explica la creciente y masiva migración. 69.5 por ciento se va del país agobiada por el desempleo y la falta de ingresos, mientras que el 12.9 por ciento se va por la violencia e inseguridad, y el 13. 3 por ciento por una combinación de situación económica y violencia, lo que hace que el 82.8 por ciento de la gente que emigra del país esté relacionado con el desempleo y la situación económica, y no tanto porque la gente sea manipulada o inducida por personas o grupos, como insiste la campaña oficial.

Casi la mitad de la población tiene por igual miedo o esperanza. En relación con el año anterior, el miedo aumento en un 11 por ciento mientras la esperanza bajó en ese mismo porcentaje. Y esto aumenta en la medida en que el 75 por ciento de la población percibe que quienes debían protegerlos, en este caso los militares y la policía, que protegen a la gente más rica, a los altos funcionarios y a los narcotraficantes.

Al final del día, este sondeo nos deja al menos a la mitad de la población que sigue prefiriendo la democracia a cualquier otro sistema político, aunque en esta ocasión al 31.9 por ciento 51 por ciento le da lo mismo un régimen democrático que uno autoritario, mientras que el 12.5 por ciento dice que en algunas circunstancias es preferible un gobierno autoritario a uno democrático. Pero en ningún caso quiere seguir teniendo a Juan Orlando Hernández en la titularidad del poder ejecutivo.

Expresiones una vez más de procesos de desesperanza y de depresión colectiva que a nuestro modo de ver van permeando el ambiente de la población hondureña. Es inevitable: si en esta década siguiente no cambiamos este rumbo que nos deja este y los anteriores sondeos de opinión pública, el deterioro humano, social, individual y colectivo, económico y político, seguirá siendo el trazo de inhumanidad que se irá agrandando en sombría pintura de nuestra nación.