Un estado de inconstitucionalidad permanente

En los últimos años Honduras transita bajo la apariencia de ser una democracia, pero en la práctica se ha ido consolidando un régimen autoritario que utiliza de forma perversa la violencia y la criminalidad para profundizar la remilitarización de la sociedad y la criminalización de la oposición político- social.

Solo en ese contexto es posible comprender que en 9 años hayamos experimentado 4 grandes crisis constitucionales: el golpe de Estado de 2009 y el golpe técnico en 2012 mediante la destitución ilegal de 4 magistrados y magistradas de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia.

La permisión de la reelección presidencial en 2015 a través de una sentencia espuria que violentó la propia Constitución y permitió que el señor Juan Orlando Hernández presentara su candidatura ilegal, y el fraude electoral de 2017 que lo impuso por la fuerza de las armas y el apoyo político de Estados Unidos.

En consecuencia, es imposible argumentar que Honduras es un Estado de derecho y que estamos viviendo una normalidad democrática; al contrario, desde 2009 nos encontramos en una situación de excepcionalidad e inconstitucionalidad permanente que produce muerte, represión y exclusión.

Por ello es que Amnistía Internacional denuncia que en este país no hay espacio para que las personas puedan expresar libremente sus opiniones y cuando lo hacen se enfrentan a toda la fuerza del aparato represivo del gobierno.

Del mismo modo, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos señala que el gobierno hondureño privilegia la represión frente al diálogo y que toda protesta o reivindicación es fuertemente reprimida, y las personas son objeto de estigmatización, detenciones y procesos penales.

En una situación de tal magnitud, no es de extrañar que muchas hondureñas y hondureños prefieran arriesgar su vida y la de sus familias en su caminar hacia el norte buscando recuperar la dignidad que este gobierno les arrebata día a día al condenarles a vivir sometidos al miedo a la miseria y a la violencia.