El autodenominado movimiento de los indignados e indignadas, sigue convocando a la población a las calles de distintas ciudades del país, bajo la exigencia de luchar frontalmente contra la corrupción y contra quienes la promueven.
Varias semanas lleva este movimiento reclamando castigo para los saqueadores del Instituto Hondureño de Seguridad Social, IHSS. Desde un primer momento los indignados exigieron la renuncia del presidente Juan Orlando Hernández, quien recibió fondos del saqueo del IHSS para su candidatura “azules unidos”, tal como lo reveló el informe presentado por la comisión multipartidaria del Congreso Nacional.
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Los acontecimientos que vive el país a partir de las denominadas “marchas de las antorchas” incitan no sólo al entusiasmo ciudadano, sino a valorar la memoria histórica y la dimensión simbólica del tiempo y sus enseñanzas, dijo el periodista Manuel Torres en su reciente artículo “El golpe de 2009 a la luz de las antorchas”.
“Difícil no transportarse al 2009 y pensar que en las marchas de entonces todos parecíamos, al inicio, tener los mismos objetivos, sin reconocer que poseíamos diferentes visiones del cambio social, percepciones de la realidad e intereses políticos, tal como ahora ocurre también. Y, por supuesto, reconocer esa diversidad o admitirla no es malo, no lo escribo en tono crítico, al contrario, lo malo es ocultarla, negar la complejidad de nuestra sociedad y asumir la protesta actual como idéntica a la de seis años atrás. El recuerdo es bueno porque aumenta la medida de lo conocible, decía Elías Canetti, pero hay que tener cuidado en no excluir nunca lo terrible”.
Es evidente que hay un vínculo entre la crisis del 2009 y la actual, un vínculo estructural, un nexo crónico. Ambas parten de un panorama público sombrío, de abusos de poder, de una institucionalidad débil por el latrocinio de empresarios, políticos y militares, y de una insatisfacción ciudadana profunda, pero a la vez son momentos singulares. Éste, que protagonizan los indignados es otro texto histórico, tiene detonantes, cualidades, debilidades y perspectivas propias. Pretender encajarle las mismas consignas, las mismas canciones, las mismas siglas, las mismas demandas, el mismo análisis y los mismos dirigentes será conducir al ocaso a esta nueva esperanza. Repetirnos a nosotros mismos, allí donde estemos, es fracasar, sigue diciendo Torres.
A criterio de la periodista y analista Thelma Mejía, los indignados e indignadas surgen como un nuevo espacio social global que desborda nuevos liderazgos, articulados por las redes sociales, y con la participación de nuevos actores, ninguno subordinado por otro, sino con liderazgo múltiple.
Para Mejía a medida que avance el movimiento tomará su forma y ritmo, para luego ir definiendo los temas puntuales que deberá demandar al Estado. “Creo que el gobierno está tratando de reunirse con diversos sectores, que son los sectores tradicionales, yo creo que el gobierno no está leyendo lo que está pasando. Este movimiento no es de los sectores tradicionales con los que siempre el sistema se ha sentido cómodo para dialogar, esta es otra lectura y no sé si el gobierno la está entendiendo”, menciona la periodista.
Sobre el futuro de este movimiento, Jimmy Bermúdez, de la juventud indignada, cree que ahora se debe avanzar a la organización articulada, para poder construir una propuesta que conduzca a los cambios sociales. “Como juventud creemos que hay que salir y expresarnos pacíficamente, pero ya estamos en las calles, ahora qué proceso de articulación sigue, cómo hacer que el proceso perdure y que promueva cambios en la sociedad”, expresa.
Pluralidad
Heidy Alachán, estudiante de la carrera de derecho en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, UNAH-VS y parte del movimiento indignados es del criterio que como jóvenes están viviendo un momento histórico que los empuja y obliga a tomar las decisiones que cambien la realidad del país. “Además creemos que debemos desmitificar las ideas que la juventud no tiene propuestas, cuando sabemos que queremos cambiar las reglas del juego, para obligar a las instituciones del Estado actúen bajo ley.
Alachán cree que ahora la lucha se encamina en dar contenidos al movimiento, “sacar ventajas de la pluralidad que hay en las calles, pero saber que eso nos apresura a tomar dirección de los cambios que el país necesita”.
“El reto es hacer entender a la población qué significa una Comisión Internacional contra la Impunidad, CICIH, qué significaría la renuncia de Juan Orlando Hernández, además de sus implicaciones político jurídicas, las implicaciones y repercusiones que llegue una comisión internacional a intervenir el país y cuáles son los futuros escenarios”, comenta la joven.
Escenarios
El futuro de movilizaciones dependerá de los actores, dice el analista y doctor en ciencias sociales Álvaro Cálix. “Normalmente los ciclos de intensidad de la protesta social, ya sea espontanea o más organizada, llegan a repuntes y luego tienden a bajar, eso es normal.
Decir que ya está en el punto alto y que ahora bajará podría ser un escenario o incluso podría subir, pero dependerá de no quedarse en la espontaneidad y la emotividad de las personas indignadas, sino en la coordinación de estos actores con una agenda y en una organización muy heterogénea y plural de lucha que plantee condiciones al sistema”, agrega Cálix.
Para el analista el momento nos llama a revisar el tejido social: dónde están los sindicatos y gremios, qué papel juega el movimiento territorial, cómo incluirlos, cómo quitar los recelos que existen de las diversas organizaciones para poder confluir en una sola agenda, los medios de comunicación qué papel juegan, son parte de la solución o juegan a la doble agenda, y cómo aprendemos de los aciertos y desaciertos del periodo del golpe de Estado.
Diálogo ¿Bajo qué condiciones?
Como resultado de la presión en las calles y bajo el reclamo de castigo para los corruptos, muchos sectores, incluido el gobierno, hace el llamado a la instalación de un diálogo nacional. Tal como dice el sacerdote Ismael Moreno, sj, director del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación, ERIC, alguien que crea en la democracia jamás puede negarse al diálogo. “Solo una persona antidemocrática busca salida desde lo irracional”.
Pero Moreno cree que un llamado al diálogo en estas condiciones hondureñas sin definir condiciones puede significar un mecanismo de desviación, cooptación y contención de las movilizaciones, generando luego una atmósfera de mayor desconfianza y de escepticismo.
Moreno hace una serie de recomendaciones que deben cumplirse para iniciar un verdadero diálogo. “Si un diálogo es un intercambio y debate entre dos o más personas o grupos para llegar a un acuerdo, muy difícil se logrará esa meta si lo que pesa en cada una de las partes, y particularmente en el gobierno, es el cálculo, la agenda oculta y la seguridad de que la otra parte busca jugar sucio y sacar ventaja de cualquiera de los acuerdos que se tomen.
El diálogo en las condiciones hondureñas ha de dejar de ser un espacio presidencial u oficialista porque tiene una connotación de poco crédito y sin poder suficiente para convocar a todas las partes. Ni ha de ser convocado únicamente por representantes de sectores que han dado demasiadas señales de haber dado un aval al gobierno nacionalista y aquí es necesario incluir a altos representes de las iglesias, que con sus silencios algo muy importante nos están diciendo a favor del gobierno.
El diálogo ha de ser nacional e incluyente y con reglas del juego muy definidas por todos los sectores que han estado involucrados, no puede existir un diálogo nacional con un sector que domina y controla, y otro políticamente subordinado, la igualdad de condiciones es criterio para que exista un diálogo. Así mismo no puede existir diálogo verdadero cuando se hace uso de los medios masivos de comunicación para presentar los intereses del gobierno como si todo fuese éxito y como si fuesen las grandes y únicas verdades que hay.
Un diálogo nacional ha de garantizar a todos los sectores dialogantes igualdad de acceso a los medios de comunicación. Un diálogo nacional deberá poner el intereses en todos los sectores de la sociedad, de manera particular aquellos que sean sido excluidos y que como consecuencia del saqueo al IHSS sigue siendo vulnerados.
El diálogo ha de tener como condición ir al fondo del saqueo del Seguro Social y que la cúpula del Partido Nacional sea judicializado por ese robo millonario, no se trata de devolver el dinero sino de responder por los delitos.
Moreno concluye sus apuntes mencionando la necesidad de no olvidar a esa juventud que se ha movilizado por construir un país distinto, donde haya oportunidades, donde las reglas del juego cambien para ellos, quienes están proponiendo nuevos caminos para esta Honduras.