Con una caminata que inició desde el lugar donde fueron asesinados, hasta la iglesia donde se encuentran sus restos, las comunidades del departamento de Atlántida recordaron los 26 años del asesinato de “Los Mártires del Astillero”.
La misa fue presidida por monseñor Miguel Lenihan, quien citando la encíclica “Laudato si”, escrita por el papa Francisco, invitó a los cristianos a no callar y denunciar los crímenes que se cometen contra la Madre Tierra.
Al ritmo de la guitarra, el acordeón y bajo el inclemente sol, la población recordó a sus mártires. La comunidad cristiana los recuerda como mártires, como testigos que han dado su vida siguiendo el ejemplo de Jesús. Una vez muertos, su luz se agranda, su testimonio se agiganta, y quedan como reproche permanente para sus asesinos y como modelos de vida para la comunidad.
Lucha vigente
«La tierra es un don de Dios para compartirla con amor», era la frase qué utilizaba, el delegado de la palabra de Dios, Felipe Huete, para animar a sus hermanos campesinos que luchaban por obtener un pedazo de tierra para cultivar, en la comunidad de El Astillero, Arizona, Atlántida.
La mañana del 3 de mayo de 1991, fecha en que la feligresía católica conmemora el día de la cruz, eran asesinados 5 humildes labradores de la tierra; Felipe Huete, Ciriaco Huete, Mártir Huete, Carlos Gonzales y Cruz Chacón, todos formaban parte de un grupo campesino que luchaba desde aproximadamente 15 años antes.
Los mártires del Astillero, defendían pacíficamente la tierra de las manos de los terratenientes de la zona. Fueron masacrados por balas salidas de armas nacionales en manos de hombres vinculados al ejército hondureño, mismos que estaban al mando del coronel Leonel Galindo.
A pesar que han pasado 26 años del asesinato de “los cinco del Astillero”, su lucha continua vigente. El 80% de las fértiles tierras en el Valle de Lean, Arizona, Atlántida siguen en manos de la familia Facussé, tierras que han sido destinadas para el monocultivo de la palma africana.
Aún existen ciertos grupos campesinos que cultivan en la orilla del Río Lean, pero que poco a poco, las empresas procesadoras de palma africana les están acorralando, obligándolas a vender sus tierras.
A criterio del luchador social Osman Orellana, sumado a la falta de tierras, y el acaparamiento para la siembra de monocultivos, las comunidades del sector desde hace un par de años se enfrentan a las empresas mineras e hidroeléctricas, generando terror y desplazamiento en el sector.
Osman Orellana recuerda la lucha que libraron en año 2013 las comunidades del sector Florida, en la parte alta de Tela y Arizona donde el empresario Lenir Peréz, yerno del desaparecido empresario Miguel Facusse, quería explotar en la comunidad “Nueva Esperanza”, una minera donde extraería óxido de hierro.
Acceso a la tierra
El acceso a la tierra continúa siendo la principal lucha que tienen más de 300 mil familias campesinas en el país. El 70% de esta población vive en situación de pobreza, y de 4 millones de campesinos y campesinas más de 2 millones están en situación de indigencia total.
Desde los años 90, en Honduras se viene acumulando una crisis en el campo, la Ley de Modernización Agrícola aprobada por el gobierno nacionalista de Rafael Leonardo Callejas, sirvió únicamente para desarticular poco a poco el movimiento campesino.
Vitalino Álvarez, representante del Movimiento Unificado Campesino del Aguan (MUCA) dice que la crisis en el sector campesino se agudizó a partir del golpe de Estado del año 2009, desde entonces aumentó la criminalización, persecución e incluso los asesinatos de campesinos y campesinas.
El líder campesino cree necesario comenzar con un proceso para rescatar y reorganizar los movimientos sociales y campesinos, para rescatar el país de los intereses mezquinos de la clase política y empresarial que lo han mantenido sometido y vendido a capitales extranjeros.