Una mesa, cubierta con una sábana blanca y en cada esquina una vela, sostiene el ataúd de Floridalia Chávez. Ella tenía 25 años, madre de tres niñas, y en sus tiempos libres jugaba al futbol en la liga femenina de La Ceiba, Atlántida, al norte de Honduras.

“Me duele la forma en que la han matado. Aquí todo mundo la quiere, no tiene problemas con nadie, a ella lo que le gusta es andar jugando pelota, ese es el oficio de ella”, expresaba el papá de Floridalia, a periodistas que llegaron hasta el lugar donde realizaban el velatorio.

Floridalia desapareció la noche del domingo 02 de julio; unas horas después, la mañana del 03 de julio fue encontrada muerta y decapitada, en las orillas de la playa, sector Villa Nuria cercano a la comunidad de Corozal.

“Evolución grotesca y espeluznante”

En el primer semestre de 2017 más de 175 mujeres han sido asesinadas. Lo anterior, ha provocado que el Movimiento Feminista en Honduras se declare en rebeldía para evitar que se postergue la lucha contra la violencia hacia las mujeres.

“Queremos que pienses en la vida de más de 175 mujeres que han sido asesinadas. Más de 175 torturas, más de 175 miedos y más de 175 angustias. Más de 175 mujeres atadas al horror, esperando la muerte. Queremos que pienses en esas historias, en esas vidas, en esas sonrisas”, manifestaban mujeres organizadas durante un plantón simbólico frente al Ministerio Público (MP) en Tegucigalpa.

De acuerdo a los datos de las organizaciones de mujeres y feministas, en 10 días de junio han asesinado impunemente a 18 mujeres, lo que se traduce en dos femicidios por día.

Cristina Alvarado, coordinadora del área de psicología en el Movimiento de Mujeres por la Paz “Visitación Padilla”, comenta que la violencia contra las mujeres ha evolucionado de manera grotesca, espeluznante y cruel.

“Esa evolución ha venido a demostrar esa parte más cruel. Antes se utilizaban armas corto punzantes, luego se vino evolucionado a la tortura y en los últimos años es una característica el abuso sexual, la tortura, golpes y últimamente hemos visto el desmembramiento de los cuerpos de las mujeres”, apunta Alvarado, al expresar que es una situación terrible porque no hay absoluto respeto.

Durante la última quincena de junio, Irma Quintero de 21 años y Dunia Reyes de 34 años, fueron asesinadas y desmembradas en Choloma, Cortés. Esa misma semana, Rebeca Abigail Torres de 15 años, estudiante del Instituto Central en Tegucigalpa, fue secuestrada y muerta a pedradas. En San Juan, Intibucá, Martha Gómez, de 42 años y mujer lenca, fue agredida sexualmente y torturada hasta llegar a la incineración.

En alerta roja

Merly Eguigure, coordinadora del Movimiento de Mujeres “Visitación Padilla”, indica que los femicidios podrían sobrepasar los 175: “Medicina Forense decía anoche -03 de julio- que habían 200 aproximadamente o más, esto nos indica que nosotras tenemos un sub registro porque ellos son los que recogen los cuerpos. Me da pena decir, de esas 200 familias solamente cuatro van a recibir respuesta”.

Cada 14 horas una mujer es asesinada en Honduras. En los últimos 13 años, se han registrado 5, 135 femicidios; los casos se encuentran sumergidos en el 96 por ciento de impunidad.

Wendy Cruz, integrante de la Vía Campesina, recuerda que la violencia machista y patriarcal apagó la vida de ocho campesinas, y señala la indefensión en la que viven las mujeres del campo al no tener acceso a órganos de justicia para denunciar las agresiones que a diario viven.

“Las mujeres campesinas son las más expuestas, porque ahí no hay acceso a denunciar. Tenemos mil 700 mujeres procesadas y ocho mujeres campesinas asesinadas y nadie nos da respuesta, no castigan a los asesinos, eso no puede seguir pasando en este país”, denunció Cruz frente a las oficinas de los funcionarios del Ministerio Público, que se mantienen en receso de medio año.

En febrero de 2016, el Ministerio Público de Honduras creó una unidad especializada para investigar la muerte violenta de mujeres por razones de género, sin embargo, hasta la fecha en el Congreso Nacional no se ha aprobado la ley que la reglamenta.

Suyapa Martínez, directora del Centro de Estudios de la Mujer-Honduras (CEM-H), explica que sin la regulación de la unidad “seguirán trabajando en relajo, necesitamos reglamentar esa unidad para ver cuál es el presupuesto que le va a asignar porque luchamos por 30 millones –Lempiras- no están etiquetados en el presupuesto general de la República”.

“El presupuesto debe ser independiente para que el jefe de la unidad y los investigadores puedan determinar hacia dónde dirigir los recursos, porque estamos en alerta roja femicida”, demandó Martínez.

“Declaramos hoy más que nunca que estamos en rebeldía y no dejaremos que se postergue más la lucha contra la violencia hacia las mujeres, encerrándonos en un enfoque inclusivo o en una ideología de género”, manifestó el Movimiento Feminista, mientras con velas, fotos y consignas de justicia recordaban a cada hondureña asesinada.