Nuestra palabra
Jueves, 26 Julio 2018

Precio de los combustibles

Los transportistas han puesto en evidencia, una vez más, la falta de voluntad del gobierno para resolver la crisis socioeconómica y política que sufre la población hondureña.

Bajar el precio a los combustibles sería una bocanada de oxígeno para la población, al tiempo que dinamizaría toda la economía. Pero los voceros del gobierno solo ponen excusas, argumentando que no se puede bajar los combustibles porque no podrían construir carreteras, habría recortes al presupuesto de educación, salud y afectaría a las municipalidades. Cinismo nivel presidencial.

Sin embargo, expertos en economía como el Fosdeh afirman que con sólo revisar las exoneraciones fiscales el gobierno podría ahorrar hasta 20 mil millones de Lempiras, dinero que se queda en manos de 225 personas. Los menos expertos en economía, afirman que basta con que dejen de robar, eliminen la copa presidente o dejen de pagar a medios y periodistas y les sobraría plata para eliminar todo el impuesto a los combustibles.

Actualmente el conflicto está en un punto muerto. Primero, porque los transportistas han rechazado la propuesta del gobierno de dar bonos de 900 Lempiras al mes por taxi y 2,550 por bus. Al tiempo los transportistas han presentado al gobierno una contrapropuesta, basado en un análisis de varios economistas, que ratifica que es viable bajar el precio del galón de combustible, confirmó el dirigente del transporte Jorge Lanza.

Ante el conflicto el gobierno no ha hecho propuestas serias y se ha limitado a poner excusas sobre daño que haría al país bajar el precio de los combustibles. En medio del palabrerío de los voceros del gobierno se deja entrever dos estrategias: primera, dividir el gremio del transporte y, segunda, ganar tiempo, la misma estrategia utilizada con el diálogo convocado por la crisis política electoral, y el resultado es cero.

Desde los sectores populares, la demanda de bajar el precio del combustible no podemos verla como una demanda aislada, que solo beneficia a los buseros, taxistas o a las personas que tienen carro. Con ella no sólo se beneficiará a toda la población, también se está cuestionando la política fiscal del gobierno, en la cual la gente más pobre del país es quien paga más impuestos.

La demanda de bajar los precios de los combustibles puede ser una buena ocasión para que todos los sectores organizados y no organizados nos sumemos a los transportistas, y juntos no sólo bajar el precio de los carburantes, también bajar y sacar al usurpador de casa presidencial.

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