El acelerado proceso de destrucción del planeta Tierra producto de la contaminación y el mal uso que hemos hecho durante mucho tiempo de los bienes naturales, ha comenzado a pasar factura a cientos comunidades a nivel mundial,  Honduras no es la excepción.

En los últimos años los hondureños y hondureñas  han experimentado el acelerado proceso de deterioro de la madre tierra. Los huracanes y fuertes sequias han impactado directamente sobre la población. Durante los años 2014 y 2015 y parte del 2016 el país ha experimentado una de las peores sequias y fuertes temperaturas registradas en los últimos años.

Varios municipios y comunidades de los departamentos de Atlántida, Cortes, Francisco Morazán, Valle, Choluteca, y Olancho se han declarado en alerta por la falta de agua.

Todo indica que uno de los países más ricos en bienes naturales se está quedando sin agua.

En la zona norte del país, específicamente en el municipio de Villanueva, Cortes, la falta de agua obligó a las autoridades municipales a declarar emergencia.

A finales del mes de mayo el alcalde de Villanueva, Walter Perdomo, realizó la declaratoria ante la baja producción del vital líquido. Perdomo informó que hay sectores donde el líquido llega una vez por semana y en otros tarda hasta un mes. Son 12 colonias las afectas y 15 aldeas,  y según las autoridades el déficit del líquido es de un millón y medio de galones.

“Hemos declarado emergencia por la gran escases de agua que hemos tenido, se han secado cerca de 10 pozos, y varios ríos, es una crisis que nunca se había presentado en la historia del municipio”, expresó el funcionario.

Las autoridades aseguran que la deforestación y el fuerte impacto del fenómeno  de El Niño son los responsables de la crisis en el municipio.

En otras regiones del país, por ejemplo el departamento de Atlántida, la situación no es diferente, ese departamento sufre una terrible crisis por falta de agua. El fenómeno El Niño, la siembra de palma africana y las concesiones de los bienes naturales han reducido a simples senderos de arena y piedra a varios ríos y quebradas de la zona.

Los últimos meses el nivel de producción de agua en las principales fuentes productoras ha disminuido de manera alarmante.

Según Carlos Elvir, gerente de la División Municipal de Aguas de Tela (DIMATELA), alrededores de 20 comunidades enfrentan escases, asegura que el factor principal para la reducción del caudal en las fuentes de agua es el rápido avance en la siembra de palma africana.

Por otra parte, Alba Ocampo, técnico del Instituto de Conservación Forestal (ICF), asegura que el panorama para las comunidades del litoral atlántico es bastante sombrío, pues si las autoridades y las comunidades no toman conciencia del impacto negativo que produce el cultivo de palma africana y la deforestación, se tiene el riesgo de perder las fuentes de agua en los próximos años.

En Atlántida, lo mismo que en otras regiones del país,  los monocultivos, la deforestación y el cambio climático no son los únicos responsables de la falta de agua. Las concesiones mineras e hidroeléctricas también son factores principales en la escasez del líquido en las comunidades.

En Tegucigalpa y Comayagüela, los últimos meses al menos 1.3 millones de habitantes de 200 barrios y colonias han sido víctimas del desabastecimiento y la poca capacidad para almacenar el líquido.

En sitios altos de la capital, la única manera de recibir agua es a través de cisternas. Se estima que más del 40 % de la población capitalina recibe el agua de esa manera.

El sur hondureño es la zona que más fuerte ha sentido el impacto de la falta de agua, cientos de comunidades de Choluteca, Valle, La Paz, El Paraíso y Lempira, perdieron sus cultivos y enfrentan calamidad, producto de las sequias que afectaron la región.

Causas y alternativas

A criterio del ambientalista y miembro del Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia, Juan Mejía, tres son los principales factores que inciden directamente en la escasez de agua: el cambio climático, la proliferación de proyectos extractivos (hidroeléctricas, minerías, monocultivos) y la tala indiscriminada del bosque.

Estudios realizados por expertos indican que si el nivel de destrucción de  los bienes naturales continúa, entre el 2025 y 2030 las principales fuentes de agua en el país habrán desaparecido, lo que generaría un verdadero caos en la población.

En ese sentido el ingeniero Juan Mejía dice que es necesario que las comunidades busquen la declaratoria de “zona productora de agua” para que nadie pueda tocar ese lugar.

Mejía, recomienda a la población organizarse para defender por completo la madre tierra.